El 12 de abril de 2011 se cumplían cincueta años desde que el hombre salía de la atmósfera terrestre por vez primera en su historia y completaba una órbita alrededor del planeta. Mientras Yuri Gagarin, el primer cosmonauta de la historia, realizaba un 'sencillo' viaje espacial de menos de dos horas, abajo, en la Tierra, ya se había convertido en un héroe y la Unión Soviética se colocaba de nuevo a la cabeza de la carrera espacial.
Moscú, (Colpisa-Ep-Ideal) El 12 de abril de 1961, una hora después del despegue de la cápsula 'Vostok-1' desde el cosmódromo de Baikonur (en el actual Kazajistán), la agencia oficial soviética Tass anunciaba al mundo que Moscú había enviado al primer hombre al espacio. A esas horas, Gagarin ya experimentaba en el espacio si los humanos podían comer, beber y moverse sin problemas, algo de lo que los científicos soviéticos no estaban seguros.
"Poiejali" ("en marcha") son las únicas palabras que Gagarin pronunció en el despegue, una operación durante la cual su peso se multiplicó por cinco. Poco antes, en su discurso desde la base, había dicho que aquel viaje representaba todo por lo que había vivido hasta entonces y que estaba orgulloso de encontrarse "con la naturaleza cara a cara".
Catorce minutos después del despegue, cuando el azul del cielo ya se había convertido en el negro del espacio, Gagarin comunicó al control de la misión en tierra que todo era normal y que la falta de gravedad no parecía tener efectos secundarios.
Cuando la nave empezó a sobrevolar África, el piloto automático encendió los 'retro-motores', iniciándose así el peligroso regreso a la Tierra. En dos de las cinco pruebas efectuadas, los motores no habían funcionado correctamente, por lo que cabía esperar cualquier cosa en una re entrada atmosférica a 27.000 kilómetros por hora en la que la cápsula alcanzaría una temperatura de 1.000 grados centígrados.
Mientras atravesaba la atmósfera, Gagarin pudo ver llamas saliendo del 'Vostok', en cuyo interior la temperatura era de apenas 20 grados, mientras su peso se multiplicaba por diez. El paracaídas funcionó con normalidad, y el hombre "que más cerca había estado de las estrellas" aterrizó sano y salvo en Siberia tras una hora y 48 minutos de viaje.
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